Ventas


De una manera u de otra siempre he estado ligada a ventas. Trabajé por muchos años en Agencias de Viajes y disfrutaba mucho el contacto con la gente, luego el banco donde, con todos los problemas que tenía (y tiene), tenia que «venderle» a la gente la idea de que el banco estaba bien, que iba a mejorar, que no retiraran sus chelitos, etc. Claro todo esto porque yo sabía que aunque estabamos mal (internamente) la gente no iba a perder sus ahorros.
Ahora, despues que mi jefe «renunció», me han ofrecido que intente vender. Nosotros somos una compañia de zona franca que confecciona elásticos, principalmente para ropa interior y de deportes, aunque hay una gran diversidad.
Pues bien, mi nuevo jefe, que vive «fuera» vino el lunes y el martes y el miércoles nos dedicamos a visitar clientes en San Cristóbal, San Pedro de Macorís y La Romana, además de Santo Domingo.
Yo que tengo mi carro dañado (Por qué Señor) me la pasé dos dias manejando su carro (alquilado) por todas esas ciudades. Dios mio cuánto disfruté manejar!! Ver el paisaje, el camino, y fue muy chevere conocer toda esa gente con la que hablas por teléfono y mentalmente te vas haciendo una idea como es, verla personalmente, identificarla. Me sentí muy bien y a gusto.
Así que espero que todo siga mejorando para que me quede fija en esa posición y quien sabe, convencerlos de que me asignen un carrito para moverme. Let’s hope!

Del blog de Alguien…………

El caminante, durante años, había recorrido todo el mundo más de una vez en busca de la verdad. Había visto nacer y morir imperios con la misma facilidad con que el cielo se torna rosa al salir y ocultarse el sol, pero nunca veía en ellos el más mínimo vestigio de la verdad. Un día, se detuvo frente a una fuente y la observo sin apartar un solo momento su alma y su mente. Cuando el viento tenue anuncio la noche, cayó de rodillas y dijo:

“Padre perdónanos por dedicar nuestra vida a buscar la verdad y no a practicarla, pues todos la conocemos, ya que la sembraste en nuestros corazones, solo hace falta escucharlos. Perdónanos por esperar el bien y el amor de nuestro prójimo y no dárselos. Perdónanos por permitir ver el mal y no enfrentarlo. Perdónanos por no tener fe en ti y en nosotros y no luchar por nuestros sueños, por cualquier fracaso del camino y critica del extranjero. Perdónanos por buscar en nuestra pareja un remedio a la soledad, saciar un deseo, lo externo, sus títulos y propiedades, los que nos dictan las reglas del aparentar; en vez de buscar el compañer@ que nos indica las mariposas en el estomago y los saltos del corazón. Perdónanos por medir a los demás por lo que tienen y no por su real valor. Gracias padre por haberme escuchado. Amen”.

Desde ese momento el caminante partió a practicar lo que había buscado.