Estados Unidos se aboca a una de las más complejas y únicas elecciones de los candidatos a la Presidencia en este año. Por el Partido Demócrata se encuentran dos personajes, que por sus características, un negro y una mujer, han hecho una de estas primarias un «must» del cada dia.
Por una lado Barack Obama, afroamericano, con una trayectoria política relativamente corta en su espalda; por el otro, su discurso social multirracial y su imagen fresca son sus principales armas. Estas peculiaridades convierten a Barack Obama, quien el 12 de febrero de 2007 hizo pública su candidatura, en uno de los candidatos demócratas más conocidos de la contienda política del 2008.
En 1985 se instaló en Chicago donde, fiel a las enseñanzas de su madre, se preocupó por las condiciones sociales en la ciudad. Instaló un despacho de abogados y colaboró junto con la iglesia de su comunidad en programas de mejoras a la vivienda, y por la disminución de los índices criminalísticos.
A principios de la década de los 90 estudió un postgrado en leyes en Harvard, donde consiguió un gran logro: ser el primer afroamericano en presidir la prestigiosa revista de derecho ‘Harvard Law Review’.
Obama se opone a la guerra en Irak y al Tratado de Libre Comercio, defiende el derecho al aborto, el uso de células madre y la protección de los inmigrantes ilegales. El haber crecido en múltiples entornos, con diferentes costumbres, idiomas y culturas, propicia que Obama procure involucrar a la gente en los ideales políticos y en la unión de todos -tanto a los políticos como al pueblo- para tener una ganancia común.
Por un lado, Barack Obama tiene a favor una imagen multirracialidad y que proyecta una imagen renovadora del Partido Demócrata pero por el otro tiene en contra su falta de experiencia política y su postura en contra del gobierno del presidente Bush.
Del otro lado esta Hillary Clinton, reconocida por ser la esposa del ex presidente Bill Clinton, Hillary Diane Rodham es la candidata de sexo femenino con mayor posibilidad de convertirse en la presidenta del país, en las elecciones del 2008. Hillary Clinton hizo pública su candidatura el 22 de enero de 2007 y desde entoces ha llamado a «reparar los errores de Bush».
Hillary Clinton ha sido pionera en muchos aspectos. En lo político ninguna primera dama había llegado a esta posición con una carrera profesional como abogada, además de un posgrado en Ciencias Políticas. Fue la primera mujer senadora del Estado de Nueva York y la más joven en la historia de Estados Unidos. Por si fuera poco, en dos ocasiones ha sido nombrada entre los 100 abogados más influyentes de Estados Unidos.
Y a pesar del escándalo que sufrió ante la infidelidad de su marido con Mónica Lewinsky, una becaria, cuando éste todavía era presidente, Hillary logró salir triunfante de esto y hasta escribió una autobiografía (Living history), convirtiéndose en
una heroína.
Entre sus propuestas están fortalecer a la clase media, proteger los ahorros, pensiones y proveer seguridad en el retiro. Como muestra, en su posición de senadora por Nueva York, lanzó diversas iniciativas para proveer de recursos a los pequeños y micro empresarios. También hacer más accesibles el costo de los servicios médicos. También contempla ir solucionando el problema migratorio.
Luego de la «derrota» de Obama en New Hampshire, escuché el discurso que dirigió a sus seguidores y hay que reconocerlo: el entusiamos que mostraban hacía parecer que ellos eran los ganadores. Y en cierto modo lo son. El camino que ha recorrido en tan poco tiempo, muestra que los Estados Unidos, y el mundo, pide (y necesita) un cambio.
Hillary, por su parte, feliz de esta victoria, declara que «encontró su voz». Mi condición de mujer me hace sentir muy orgullosa de que una representante tan digna de nuestro género tenga tanto alcance y seguimiento, pero mis simpatías van por Obama. Me resulta tan refrescante su candidatura que no dudaría ni un segundo en hacer actos de proselitismo a su favor (aunque total no tengo ni voz ni voto)
Aquí, en cambio, que hace meses sabemos quienes son los candidatos principales, no hay uno que me haga desear mover un dedo para que gane. Por qué será?
(Fuentes de distintas páginas)